Tema III. Platón
![]() Contexto historicocultural y filosófico. Aristocles Prodos (verdadero nombre de Platón) nace en Atenas sobre el 427 ó 428 a.C., en el seno de una familia aristocrática notablemente interesada por la política. El siglo V a. C. es a menudo denominado el "Siglo de Oro" de la cultura ateniense. Desde principios de siglo, las alianzas entre las principales “polis” griegas les permite ganar las primeras batallas a los persas (sobre todo en el mar). El comercio y la gestión de alianzas estratégicas convierten a Atenas en una ciudad enormemente floreciente. Gran parte de los recursos económicos disponibles se destinan a la cultura, que experimenta un esplendor sin comparación: el Partenón y la Acrópolis, el desarrollo del Teatro y de la escultura... Además las reformas políticas acometidas por Solón y por Pericles acaban conduciendo, hacia la mitad de siglo, a la democracia ateniense.
Las dos ciudades más importantes del momento, Atenas y Esparta, se disputan el peso político (y comercial) en la zona, entrando en conflicto en las llamadas Guerras del Peloponeso. Además enfrentaban dos formas de vida completamente distintas: por un lado Atenas con su democracia, su isonomía, su florecimiento artístico, cultural y comercial… y por otro Esparta con un duro régimen militarista, con un gobierno aristocrático y fuertemente jerarquizado, una forma de vida radicalmente austera…
Cuando las guerras duraban ya casi treinta años, en el 404 a. C. se produce la derrota de Atenas, que, como imposición, pierde la democracia y debe aceptar el gobierno de los Treinta Tiranos. Curiosamente en entre ellos se encuentran algunos familiares de Platón, lo que, unido al hecho de que una vez reinstaurada la democracia ésta condenase a muerte a Sócrates, generan en el filósofo una idea negativa de esta. No es el único avatar histórico que influye en Platón, pues tuvo hasta en tres ocasiones la oportunidad de participar activamente en la política en la ciudad de Siracusa (con resultados negativos). En lo que respecta a la filosofía, dentro del contexto de la democracia ateniense, y de la mano del florecimiento humanístico en general, aparece en al último cuarto de siglo la figura de los “sofistas”. Estos son sabios y pensadores venidos de otras polis que se dedican a impartir sus enseñanzas entre los que pueden permitírselo. Solían ser expertos en retórica y oratoria y, a menudo, sus teorías se movían entre el escepticismo y el relativismo. Platón, en cambio, se convierte en discípulo de Sócrates, que era natural de Atenas. Éste, a diferencia de los sofistas, no cobraba por sus enseñanzas y proponía la búsqueda de verdades inmutables y valores éticos generales, por lo que, a menudo, entraba en conflicto con estos. La influencia de Sócrates en Platón es fundamental, hasta el hecho de que en su principales obras, los “Diálogos”, como este de la “República”, lo convierte en el personaje principal, donde aparece siempre discutiendo con algunos sofistas acerca de temas fundamentales como el bien, la justicia, la sabiduría, belleza, etc. Además de Sócrates y los sofistas, Platón entra en contacto con las principales correintes de pensamiento de la época, gracias a que su posición económica le permitió viajar gran parte de su vida. En la ciudad de Megara entra en contacto con Euclides de Megara ( y otros filófofos), además de conocer a seguidores de Heráclito y de Parménides (decantándose definitivamente por éste). En Egipto y la Magna Grecia conoce a los cirenáicos y a casi todos los pensadores interesantes. Una de sus influencias mayores fue el Pitagorismo, al que posiblemente se adscribió en Sicilia. ![]() CONTEXTO EXTRA (NO PARA SELECTIVIDAD)
Platón tuvo una educación esmerada en todos los ámbitos del conocimiento. Es posible que se iniciara en la filosofía con las enseñanzas del heracliteano Cratilo. A los veinte años (407 a.C.) tiene lugar el encuentro con Sócrates: acontecimiento decisivo para Platón. Sócrates contaba entonces 63 años y se convertirá en su único maestro hasta su muerte. Tras la muerte de su maestro (399 a.C.), Platón se dedica a viajar y entra en contacto con Euclides de Megara y con discípulos tanto heraclitianos como parmenídeos, y comienza a escribir sus diálogos. Tambien viajó durante diez años por Egipto y la Magna Grecia (Italia), entrando en contacto con los cirenáicos, y con los principales filósofos, científicos y matemáticos del momento. Posteriormente, en Sicilia (hacia los 40 años) entra en contacto con el pitagorismo, del que participa en algunas de sus grandes teorías. También es importante su estancia en Siracusa, donde el tirano local, Dionisio I, y su cuñado Dión (que se convierte en su discípulo) le permiten llevar a tentativa algunas de sus teorías políticas. Pero su estancia se trunca e incluso acaba vendido como esclavo.
De vuelta en Atenas, en el 387 a. C., funda una escuela junto al templo del héroe Academos, que adquiere el nombre de Academia, la que podríamos considerar la primera institución educativa de ocidente. En esta especie de universidad, se estudian los que Platón considera el conjunto de saberes: filosofía, matemáticas, música, astronomía… La academia funcionó ininterrumpidamente durante casi un milerio, hasta su clausura por Justiniano I en el 529 d.C., pues veía en ésta una amenaza para la propagación del cristianismo. Muchos filósofos e intelectuales estudiaron en esta academia, incluyendo a Aristóteles.
Durante 20 años Platón se dedica a la actividad meramente intelectual en Atenas, pero en 367 a. C. vuelve a ser convocado en Siracusa por Dión, con la promesa, de nuevo, de llevar a la práctica sus reformas políticas. De nuevo fracasa la experiencia, y un año después, Dión y Platón son expulsados por el tirano local (a pesar de ello, volverá una vez más en el 361 a. C). Platón continuó en Atenas su trabajo al frente de la Academia hasta el año 348-347 a. C., fecha probable de su muerte.
Su obra más importante son los diálogos, en los que generalmente aparece Sócrates discutiendo sobre filosofía con uno o varios interlocutores. Estos personajes son generalmente históricos, como Parménides, Zenón, o Gorgias, aunque a veces también aparecen algunos de los que no se tiene ningún registro histórico (aparte del testimonio platónico). Cabe destacar, además, que si bien en muchos diálogos aparecen discípulos de Sócrates, Platón no aparece nunca como personaje. En la actualidad se cree que Platón escribió cuarenta y dos diálogos, recopilados por sus discípulos y otros escritores contemporáneos (que también escribieron sobre él). Además de los diálogos, se conservan algunas cartas que Platón supuestamente escribió en sus años de vejez.
Papiro Oxyrhynchus,con fragmiento de La República
La obra de Platón es, a veces, difícil de clasificar, aunque suele dividirse en cuatro etapas: 1. Primeros diálogos o diálogos socráticos o de juventud. Se caracterizan por sus preocupaciones éticas. Están plenamente influidos por Sócrates. Entre estos diálogos destacan la Apología (donde se narran la acusación a Sócrates y su condena, y se hace una defensa de sus enseñanzas) y el Protágoras. 2. Época de transición. Esta fase se caracteriza también por cuestiones políticas, además, aparece un primer esbozo de la "Teoría de la Reminiscencia" y trata sobre la filosofía del lenguaje. Podemos mencionar, entre otros, el Gorgias y el Menón. 3. Época de madurez o diálogos dogmáticos. Platón introduce explícitamente la Teoría de las Ideas y desarrolla con más detalle la de la reminiscencia. Igualmente se sirve de distintos mitos. Los más destacados serían El Banquete (sobre la belleza y el amor), el Fedón (sobre la inmortalidad del alma), la República (obra a la que pertenece el fragmento seleccionado) y el Fedro. 4. Diálogos de vejez o diálogos críticos. En esta fase revisa sus ideas anteriores (eludiendo parte de la teoría de las ideas) e introduce temas sobre la naturaleza y la medicina. Sus teorías políticas se hacen más sobrias y menos utópicas (quizás debido a sus experiencias en Siracusa). También la forma cambia hacia lo que podríamos denominar “tratados”. Podríamos destacar el Teeteto, el Parménides (donde se realiza una crítica a la teoría de las ideas), el Sofista, el Timeo y las Leyes. La importancia de Platón en la historia occidental es incalculable. Desde un primer momento, y gracias a la labor de la Academia, sus teorías fueron comunmente aceptadas entre los griegos y los romanos (para los que el Neoplatonismo supuso su principal corriente de pensamiento). Posteriormente el Cristianismo, tras algunas modificaciones, asumió y extendió el platomnismo como forma de pensamiento básica de Occidente durante dos mil años. Muchas de las teorías platónicas siguen siendo la base de las creencias actuales (la confianza en el conocimiento absoluto, la importancia de las matemáticas, el dualismo mente-cuerpo...).
Dualismo antropológico y tipos de alma.No es en La República, sino en el Fedón donde Platón expone sus principales teorías antropológicas o sobre el alma. Hay que señalar que al hablar de alma no nos referimos a un concepto religioso, sino intelectual. Platón se refiere al alma como sinónimo de entendimiento, razón o intelecto, y es la característica propiamente humana. La teoría antropológica platónica tiene una inspiración claramente pitagórica, y su punto de partida es el dualismo: el ser humano tiene dos realidades, el cuerpo (la parte física, material, imperfecta y corrompible), y el alma o intelecto, que es una idea y, como tal, es inmaterial, inmortal y perfecta. Por eso Platón acepta el concepto pitagórico de transmigración: el alma, tras la muerte, se encarna en otro cuerpo. En sentido estricto, el alma (como idea) es la auténtica realidad del ser humano, por lo que debe gobernar el cuerpo, que le es ajeno y es temporal, aunque éste, a veces, le imponga sus limitaciones. Por eso dice el que el alma se encuentra "prisionera del cuerpo". Esta teoría tiene sus implicaciones gnoseológicas: al ser el alma una idea, ha estado en contacto con estas (pertenece al mundo de las ideas), y por ello está en contacto con la verdad y el conocimiento; sin embargo al "caer" al cuerpo, con sus limitaciones, "olvida" la autentica realidad, de modo que para aprender y elevarse, debe recordar ("anamnesis"), accediendo de nuevo a las ideas. Sin embargo, el alma no es sólo de naturaleza puramente racional. Para explicar la complejidad del comportamiento humano, Platón divide el alma en tres tipos o tendencias, que ejemplificó en el Fedro mediante un mito sobre cómo un auriga (el alma racional) conotrola un carro tirado por 2 caballos, uno noble, dócil y fuerte (alma irascible) y otro rebelde, perturbador, insurrecto, ... (alma concupiscible).
Según esta teoría (la primera teoría psicológica de occidente), gracias a estas 3 virtudes se controla el cuerpo, y a la vez el alma racional controla las otras 2. Igualmente, según impere en mayor o menor medida cada una de las tendencias, encontraríamos distintos tipos de persona, por lo que una forma de gobierno ideal debe ordenarse en estas tres clases: gobernantes (sabios), guardianes menores o auxiliares (los individuos con fortaleza) y productores (aquellos en los que imperan las pasiones). Gnoseología: Conocimiento e ideas.Según Platón las almas pertenecieron al ámbito de las ideas donde estuvieron en contacto con éstas (en mayor o menor medida, de ahí que haya una jerarquía de almas: las almas más virtuosas fueron las que estuvieron más en contacto con las ideas superiores de virtud, justicia, ...). En un momento dado estas almas se unen con un cuerpo para purificarse de una forma temporal; a través de la información de los sentidos que el cuerpo le suministra de la realidad física, burda imitación del de las ideas, el alma “recuerda” estas ideas: es la anamnesis o teoría del recuerdo. Platón rechaza el escepticismo y el relativismo de los sofistas. Considera que sus teorías no son más que opiniones erróneas basadas en el desconocimiento de las ideas. Para él, no sólo no son sabios, sino que son necios al rechazar la búsqueda de verdades universales. El problema del conocimiento consiste en hacia dónde se mira: hacia los objetos materiales, que son particulares, cambiantes, aparentes y caóticos; o hacia las ideas que son inmutables, lógicas, ordenadas y veraces. La verdadera ciencia (episteme) versa sobre conceptos universales e inmutables (las ideas). Los que estudian el mundo sensible sólo acceden a una multiplicidad de opiniones. Para ascender intelectualmente, las matemáticas juegan un papel fundamental, ya que, a través de lo sensible, son capaces de despertar un conocimiento inteligible. De ahí que Platón exigiera a sus alumnos de la Academia ser unos buenos matemáticos. Esta ascensión intelectual requiere de un gran esfuerzo, por eso Platón es el primer pensador que propuso la creación de un sistema institucional de educación (paideia) que, tras muchos años de "dirigir la mirada" hacia, primero las matemáticas, y luego las ideas, permitiera al ser humano alcanzar lo más elevado: el conocimiento del Bien. Dualismo ontológico y "Mito de la Caverna"La mayoría de los filósofos griegos habían diferenciado entre la apariencia externa y perceptible de la realidad (la "fisis") y su orden interno y unitario o esencia (como el "arché" para los milesios). Sin embargo, Platón va más allá en su dualismo ontológico: las esencias de las cosas (que él denomina ideas o formas) existen independientes de los objetos. Se encuentran en una realidad trascendental que no es accesible mediante los sentidos, sino que es púramente intelectual, por eso la denomina "Mundo Inteligible" o "mundo de las ideas" (por oposición a al realidad física que sería el "mundo sensible"). Esta teoría, de inspiración pitagórica y socrática, es un tanto radical pues, en sentido estricto, la única auténtica realidad que Platón acepta es la inteligible.
Para comprender el texto hay que aplicar una doble conversión:
A través de otro símil, el de la línea, Platón expresa la separación radical entre las dos realidades, el mundo sensible y el mundo inteligible. Las ideas o formas, esencias universales de características parmenídeas (inmutables, eternas, perfectas...) suponen la única auténtica realidad, a partir de la que un imaginario creador del mundo físico (el Demiurgo) ha hecho los objetos sensibles, que serían como falsas copias (sombras) de los objetos reales. Por eso el mundo físico es caótico, desordenado, mutable, mientras que el mundo inteligible es ordenado y jerárquico, siendo las ideas más importantes las de Belleza, Justicia y Bien. Esta tríada se encuentra en todo lo real (lo auténticamente real), y de ellas, las más importante de todas es la idea de Bien. Ésta (simbolizada por el Sol) da orden y comprensión al mundo inteligible, y, como se dice en el texto de la República, debe ser la máxima aspiración de todo sabio y, por tanto, de todo gobernante. Pero en este planteamiento, tanto lo sensible como el conocimiento que de ello pudiéramos obtener, no tiene ningún valor (pues no es más que una ficción.). Sin embargo, nos encontramos con un problema ontológico: si ambos mundos están radicalmente separados, ¿cómo podemos decir que uno tarta de imitar a otro?, ¿qué relación hay entre la idea y su objeto representado?. Peor aún, este salto ontológico implica un salto gnoseológico: si este mundo es falso, y nada aprendo de él, como adquiero un mínimo de sabiduría para comprender las ideas y dar el salto gnoseológico?. Para resolver esta cuestión fundamental (y dado que Platón es optimista respecto del conocimiento), debe haber elementos intermedios que permitan, desde los objetos, llegar hasta las ideas. El primero de estos elementos es la participación: los objetos sensibles participan de su idea, y, a su vez, las ideas partipan unas de otras de forma ordenada y jerárquica (un árbol participa de la idea de árbol, y de la de verde, y de la de vida...). Así, aunque el estudio de lo sensible es erróneo, puede inspirar el conocimiento de algo más universal y más elevado. Otro elemento para salvar el salto gnoseológico es el concepto de analogía. Éstas nos permiten, desde lo sensible, atisbar a una comprensión auténtica (de ahí el recurso a los mitos, símiles y alegorías). Otro factor importante es el recurso a las matemáticas. Aunque estas pertenecen al ámbito visual, nos permiten acceder a lo puramente intelectual. Sin embargo, aún por estos medios, aún queda resuelto el problema del conocimiento (la posibllidad de acceder a a la auténtica realidad). Es aquí donde la teoría platónica presenta una de sus principales genialidades: el concepto de reminiscencia.
Ética y Política: El Estado utópico.
Al igual que su maestro, Platón pretende hacer frente al relativismo moral que manifestaban los sofistas. Patón afirma que la justicia sí puede ser definida pues existe por sí misma al ser una idea más. Para Platón la justicia consiste en que cada elemento ocupe su lugar en armonía. A nivel individual, el individuo debe buscar la armonía perfecta entre de las 3 almas, es decir, cuando cada una desarrolla las virtudes que le son propias:
Cuando esto ocurre, se llega a la felicidad a través de la virtud. Esta teoría antropológica, tiene su correspondencia política, es decir, lo que funciona a nivel individual, funciona a nivel social. Los fundamentos del pensamiento político de Platón aparecen reflejados en un modelo de sociedad utópica en su diálogo la República. Sus 2 principios básicos son los siguientes:
- Los guardianes del Estado o gobernantes, identificados con el alma racional. - Los guardianes auxiliares encargados de la defensa del Estado, correspondientes al alma irascible. - Los productores, en relación con el alma concupiscible.
- los productores tendrán que tener templanza o moderación - los guardianes auxiliares, fortaleza. - los gobernantes, prudencia. Las causas de que dichos grupos sociales han de atender a su función y virtud específicas son: - una simple razón de carácter práctico: si cada uno se dedica a aquello para lo que ha sido preparado obtendremos mejores resultados. - una razón de carácter teórico: solo existirá la armonía cuando las funciones estén bien determinadas.
Por consiguiente, la justicia social consiste en la realización de las funciones propias de cada grupo y que cada grupo social sea consecuente con la virtud que le es propia. Dado que la prudencia proviene del conocimiento se pueden obtener 2 conclusiones:
En cuanto a una posible finalidad del Estado, para Platón esta consiste en educar a los ciudadanos en la justicia y la virtud, con lo que conseguirán la felicidad. Así, diseña un sistema educativo en el que distingue 2 etapas:
Plantea la igualdad absoluta entre hombres y mujeres para acceder a cualquier posición social. Afirma además que la clase de los gobernantes y de los guardianes auxiliares no podían tener propiedad privada ni familia, para evitar que el egoísmo y la ambición los convirtiera en tiranos.
Platón, unos años más tarde, renuncia a una parte de estos planteamientos utópicos en diálogos como Las Leyes o Político. Así afirma que es muy difícil obtener sabios de esta forma (por sorteo) y, por consiguiente, es muy difícil encontrar quién gobierne las polis; de ahí deduce la necesidad de mantener las leyes. No obstante, mantuvo siempre la afirmación de que debe ser la razón la que gobierne y que el único medio que nos puede llevar a la justicia, y por tanto la felicidad, es la educación. Valoración de la actualidad
En segundo lugar, podemos afirmar que nuestra cultura occidental es claramente platónica. Seguimos aceptando un concepto dualista de ser humano y del mundo, y seguimos interesados por la búsqueda de valores universales como la Justicia o el Bien. Gran parte de lo que somos los europeos del s. XXI se lo debemos a un pensamiento de tradición platónica. En tercer lugar, podemos rastrear las huellas de Platón en la Ciencia occidental. Este tipo de conocimiento está muy inspirado por los ideales platónicos de comprensión de la auténtica realidad: superación de las apariencias, verdades inmutables y universales, matematización del conocimiento,etc.
TEXTO DE LA REPÚBLICA(Fragmento oficial para la Prueba de Acceso Universitario en Andalucía). Examen Resuelto (emildelpotro)Modelo de examen |
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